y acá reunido con este pastel de ayer,
con la oruga del tiempo muerta,
esa sombrilla sin sol y triste quiere morir,
y sembrar una vuelta en el cielo de tus ojos,

hay un río, celestial e indubitable objetivo,
sediento de la lluvia de tus ojos negros,
o del color café que el cielo dibujó en el cielo,
eso que guardas en las palabras mudas,

ceremonia sin palabras y sin público,
es lo que el deber de mi dolor necesita,
ante el barco encumbrado en el cielo,
y estrellado en tus ojos, estrellas del horizonte,

y jugar con el destino de la brisa,
que pasó hoy???, tan sincero, tan bestial,
tan radiante, y tan explosivo en lo gris,
con tu forma de imposibles,

llegando a mi invisible,
y sesenta días después te vi nacer de nuevo,
en otra dimensión

muy muy muy, pero muy lejos,
de mi enamoradizo recipiente de magia,

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